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Existen diferentes razones por las cuales podemos llegar a sentir ansiedad, abatimiento, preocupación, temor, estrés, etc. A todos nos puede ocurrir. El salmista David, un hombre conforme al corazón de Dios decía ante el Creador ¿Por qué te abates, alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarlo, ¡salvación mía y Dios mío!” (Sal. 42:5). Si le sucedió a él, puede sucedernos a todos.

Lo que es más importante es ser consciente de que si eres hijo o hija de Dios, contigo está el Infinito, el Amo del universo, el Creador de los cielos y de la tierra, y puedes estar seguro de que “No hay nada fuera de Él” (Ein Od Milvadó), Él es el Único Dios, Él es el Soberano, Él lo controla todo y hará que todo redunde para tu bien pase lo que pase (Rom. 8:28)

He tomado de las Sagradas Escrituras textos y promesas para que leas, medites, interiorices, proclames y ores teniéndolas como base con toda confianza. Además de estos versículos de las Escrituras, te animo a hacer la oración que he incluido al final.

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