Renuncia a los honores, pero jamás a la lucha. En la lucha hay una mayor recompensa.
Cuando las Escrituras nos hablan de los más grandes hombres de la fe, nos enseña que todos ellos estuvieron dispuestos a renunciar a los honores dados por los hombres para seguir adelante perseverando en la lucha que los mantendría obedientes al llamado que habían recibido de nuestro Padre que está en los cielos y al final, recibir la recompensa.
De Moisés, el de las grandes ligas, nos enseñan los Escritos de nuestros sabios: «Por fe obediente, Moisés, habiendo llegado a ser figura importante, rehusó ser llamado hijo de la hija del faraón; escogiendo más bien, sufrir con el pueblo de Dios, que disfrutar del placer temporal del pecado; considerando mayor riqueza el oprobio del Mesías que los tesoros de Egipto, porque tenía puesta la mirada en la recompensa. Por fe obediente dejó Egipto, sin miedo a la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible». (Heb 11:24-27).
El escritor de la carta a los judíos creyentes en el Mesías también dijo: «Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido». (Heb 10:35-36).
Que nunca demos un paso atrás, que mirar hacia atrás para retroceder nunca sea nuestra visión, pues por delante está el galardón.
¡Sean muy bendecidos!
Su servidor,