Estamos convencidos de una verdad que el Eterno nos ha enseñado: Si nuestros corazones están unidos y deseamos ser parte de los propósitos de Dios para levantar Su obra, a dondequiera que Él nos guíe, Él nos dará la provisión.
El secreto del crecimiento de una comunidad y por ende, del Reino de Dios, está en convertir a los buscadores de la verdad en santos, a los simples consumidores en contribuyentes, a los miembros en servidores y a la audiencia en un ejército.
Guiar a las personas para que pasen de ser consumistas egoístas a discípulos con corazón de siervos es una tarea compleja y nada fácil. Pero si le creemos al Padre tendremos la seguridad de que Él nos ayudará en la sagrada tarea.
El que siembra, recoge
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